Detrás del K-pop (pt. 2): El Genio detrás del Fenómeno
- Ethan Rodríguez
- 26 mar 2021
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 17 may 2021
Como abordamos en la primera parte, Lee Soo-man es la mente maestra detrás de la exitosísima fórmula para crear k-pop idols, que, después su regreso de Estados Unidos, funda en 1989 la compañía SM Entertainment.
Hyun Jin-young, su primer debut, estando al borde de la fama, terminó siendo arrestado por posesión de drogas. Eso fue devastador para Lee, pero fue el evento que lo motivó a crear una nueva industria de la música a partir de un concepto que lo cambió todo: la tecnología cultural.

En los 90s el mundo estaba siendo dominado por la tecnología de la información, el uso de computadores para almacenar, manipular y transmitir información.
Lee predijo que, en el futuro, cuando esta tecnología fuese parte cotidiana y fundamental de nuestras vidas, la cultura iba a ser la nueva tecnología.
La influencia más grande fue la que obtuvo de Michael Jackson, quien antes de ser solista, fue parte de un grupo llamado The Jacksons Five, firmado por Motown Records, una disquera particularizada por manejar varios aspectos de los artistas además de la música.
Los grupos de Motown eran arreglados, vestidos y coreografiados para presentaciones en vivo.
A los artistas se les solía decir que su avance en el mercado de la música popular de blancos los convertía en embajadores de otros artistas afroamericanos que buscaban una amplia aceptación en el mercado, y que por ello debían pensar, actuar, caminar y hablar como la realeza para alterar la imagen poco digna comúnmente sostenida de músicos negros por los estadounidenses blancos en esas épocas.

Estas estrategias de Motown las tomó Lee como inspiración para hacer que sus artistas fueran embajadores de Corea en el resto del mundo.
Lo primero en su estrategia fue crear el modelo de agencias de entretenimiento, que a diferencia de una disquera como Sony o Universal, estas se encargan de todos los aspectos del artista.
En este modelo, las agencias se encargan de audicionar y reclutar jóvenes para luego someterlos a un régimen de entrenamiento casi militar en el que les enseñan a bailar, cantar, hablar varios idiomas y más.
Este entrenamiento suele durar incluso hasta diez años y es muy costoso: tan solo el entrenamiento de un idol puede llegar a costar tres millones de dólares, a pesar de que no todos son seleccionados.
Pero los que sí son seleccionados son juntados en un grupo y se les crea un concepto y un nombre que, generalmente, son varias letras o unas siglas para que sea entendible en cualquier país, y son presentados al público a través de un debut con un sencillo, y los siguientes los mercadean bajo el nombre de comebacks (así nunca se hayan ido).

Las agencias son famosas por controlar todos los aspectos de sus idols, tanto musical, visual y hasta personalmente. Aquí es donde se pone un poco oscuro, básicamente controlan qué cantar, cómo bailar, vestirse, comer, cuánto pesar, con quién salir, prácticamente todo.
Todo esto hace parte de la tecnología cultural (C.T.) inventada por Lee, donde la premisa principal es la cultura primero y la economía después.
Lee notó que, en la historia de la humanidad, antes Europa dominaba la cultura, pero, a medida que crecía la economía de Estados Unidos, su influencia aumentó, y luego se estableció la infraestructura cultural más influyente en el mundo: Hollywood.
La idea de la C.T. es que se puede fabricar la infraestructura cultural primero, resultando en la dominación de masas y economía. Básicamente quieren hacer lo que ocurrió en Estados Unidos, pero al revés: primero crear Hollywood para después mejorar, lo que es llamado como la Ola Coreana, que es el ataque cultural de Corea a otros países.

La Ola Coreana según la C.T. tiene tres fases:
La primera es la exportación del contenido cultural. Esto lo podemos ver en la manera en la que artistas como H.O.T., Girls Generation o S.E.S. fueron fabricados para ser atractivos ante un público global. El manual de la C.T. (sí, tienen un manual) explica cuándo traer compositores, productores y coreógrafos extranjeros, qué progresiones de acordes usar y en qué país; el color preciso de la sombra de ojos que un artista debe usar en un país en particular, los gestos exactos con las manos que debían hacer, y hasta los ángulos de la cámara que se deben usar en los vídeos.
La segunda es expandir el mercado a través de la colaboración con artistas y compañías locales de otros países, con el objetivo de integrar a todos los países de Asia dentro de un solo mercado. Ejemplo de esto se pude ver cuando Kangta, de H.O.T., se unió con Vannes, del grupo taiwanés F4, y crearon un dúo que fue la primera agrupación de idols de dos países diferentes.
La tercera y más interesante sin duda se trata de establecer empresas conjuntas dentro de cada mercado para así impregnar al resto del mundo de la tecnología cultural de Corea. Un ejemplo es EXO, que son dos grupos con el mismo nombre en dos países diferentes cantando las mismas canciones con diferentes idiomas según el país. Son dos partes del mismo grupo, pero enfocados en dos regiones diferentes, llegando a grabar dos versiones del mismo vídeo.

Lee Soo-man tiene un objetivo en mente, un sueño increíblemente ambicioso: usar la tecnología de la cultura para convertir a Corea en el primer país completamente libre de impuestos y hacer que toda su capital provenga del extranjero.
No es sorpresa que el gobierno de Corea del Sur tenga un gran interés en apoyar y promover a las agrupaciones formadas bajo este modelo. Para ellos la música y el entretenimiento que exportan es un arma para ejercer el poder blando (la capacidad que tiene un país de incidir en acciones o intereses de otros países a través de medios culturales).
Hablando más de la música, es un poco aterrador industrializar a la música hasta el punto de controlar cada detalle de ella para poder así ser más efectivo al momento de producir dinero, pero al mismo tiempo es un medio entretenimiento con una producción tan importante que no importa cuánto talento tenga un músico, sería imposible que alguien hiciera canciones con esos vídeos, coreografías y espectáculos sin contar con el presupuesto y los equipos de personas especializadas en cada aspecto de la producción del artista.
Algo que se puede apreciar de estos grupos es la técnica: la técnica de sus bailes, la producción, los vídeos y la moda. Hay que tener en cuenta los años y horas de estricto entrenamiento por los que pasan.
Más que los estilos musicales, un artista debe poder decir algo, y no se puede decir mucho si te pasas toda la vida en un cuarto enseñando. A pesar de todo lo superficial y banal que suele ser el mundo pop, de vez en cuando se ven algunos artistas que utilizan la fachada del pop idol para crear cosas interesantes.

Un ejemplo es BTS que, a pesar de ser música extremadamente mainstream, escriben y producen la mayor parte de su propio material, de vez en cuando incluyendo temas literarios complejos en su trabajo. Su álbum Wings (2016) se basó en Demian, una novela de 1919 en la que un niño llamado Emil Sinclair elige la autorrealización en vez de un mundo de ilusiones.
Y tú, ¿crees que Lee Soo-man logrará crear el primer país libre de impuestos a través de la Tecnología Cultural y la Ola Coreana?
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